Con motivo del día del libro durante esta semana hemos desarrollado diversas actividades con el objetivo de fomentar la lectura en educación infantil, despertar la curiosidad hacia los libros y las historias que encierran, visitar la biblioteca del centro escolar y desarrollar un juego de imitación sobre el funcionamiento de la misma, motivar la imaginación de los niños mediante cuentacuentos.
La experiencia es muy positiva, dar la oportunidad de explorar nuevos espacios y materiales a los niños siempre aporta un encuentro destinado al aprendizaje. A esto hay que añadir que si estimulamos la imaginación de los niños hacia un enfoque pedagógico, como es descubrir que ese libro que tienes entre tus manos contiene historias como estas que te estoy contando y que tu estas recreando en tu imaginación, motiva la curiosidad del niño hacia el interés y descubrimiento de los libros.
La experiencia es muy positiva, dar la oportunidad de explorar nuevos espacios y materiales a los niños siempre aporta un encuentro destinado al aprendizaje. A esto hay que añadir que si estimulamos la imaginación de los niños hacia un enfoque pedagógico, como es descubrir que ese libro que tienes entre tus manos contiene historias como estas que te estoy contando y que tu estas recreando en tu imaginación, motiva la curiosidad del niño hacia el interés y descubrimiento de los libros.
Aquí están algunos de los cuentos que Belén, Ángela y Mª José contaron a los niños. Dado que la semana cultural giraba en torno a la astronomía se eligió este para la contada.
GALILEO GALILEI (Pisa, 1564 – Florencia, 1642)
Hace muuucho, muuucho tiempo, vivió en Italia un hombre, llamado Galileo Galilei. Desde pequeño, siempre había sido muy curioso, observaba, leía, escuchaba y atendía a todo lo que ocurría a su alrededor. Pero lo que más le gustaba a Galileo, de entre todas las cosas, era pasarse la noche mirando al cielo y las estrellas, sobre todo, cuando la Luna apenas lucía, porque así brillaban más.
Galileo fue creciendo y estudiando muchísimas cosas: matemáticas, música, física….., de todo aprendía mucho.
Un día, se enteró de que alguien, en Holanda, que era otro país, había inventado un telescopio. “Madre mía, ¿qué será eso con ese nombre tan raro?”, se preguntó. Y decidió averiguarlo.
Después de mucho investigar, se enteró de que era un aparato casi mágico. Mirabas por un agujerito y, aunque las cosas estuviesen lejos, las veías como si estuvieran muy cerca. Así que, Galileo, que era muy listo, quiso mejorar el invento. Pasó noches y días enteros sin dormir, pensando, estudiando, observando, calculando, hasta que, por fin, una mañana salió de su casa para contar a todo el mundo lo que había conseguido: un telescopio con el que podía ver las estrellas y los planetas como si los tuviese en su propia mano. Pero nadie le tomaba en serio, unos le llamaban loco, otros le decían que era como un niño con un juguete nuevo, nadie le hacía mucho caso.
Sin embargo, él creía en su invento y se pasaba las noches observando el cielo con su telescopio. Tanto miró y miró, que descubrió muchas cosas: que la Vía Láctea está compuesta de estrellas, que en la Luna hay montañas, que en Júpiter hay lunas, que hay estrellas que aparecen y desaparecen y, lo más importante, que todos los planetas giran alrededor del Sol.
Pero todo esto, aunque hoy sabemos que es verdad, no gustó mucho a la gente de su época, que continuaba llamándole loco, y él seguía insistiendo en que lo había visto, en que no mentía.
Al final, temeroso de que le encerraran, tuvo que contar a todos que lo que había descubierto no era cierto, que se había equivocado. Aunque en el fondo de su corazón estaba triste porque sabía que decía la verdad. Tan triste, que se metió en su casa de Arcetir, cerca de la playa, y no salió más de allí.
Pero, ¿sabéis una cosa? Galileo Galilei no estaba tan loco y muchas de las cosas que descubrió con su telescopio, hoy sabemos que son ciertas.
Cuento escrito por Belén
Hace muuucho, muuucho tiempo, vivió en Italia un hombre, llamado Galileo Galilei. Desde pequeño, siempre había sido muy curioso, observaba, leía, escuchaba y atendía a todo lo que ocurría a su alrededor. Pero lo que más le gustaba a Galileo, de entre todas las cosas, era pasarse la noche mirando al cielo y las estrellas, sobre todo, cuando la Luna apenas lucía, porque así brillaban más.
Galileo fue creciendo y estudiando muchísimas cosas: matemáticas, música, física….., de todo aprendía mucho.
Un día, se enteró de que alguien, en Holanda, que era otro país, había inventado un telescopio. “Madre mía, ¿qué será eso con ese nombre tan raro?”, se preguntó. Y decidió averiguarlo.
Después de mucho investigar, se enteró de que era un aparato casi mágico. Mirabas por un agujerito y, aunque las cosas estuviesen lejos, las veías como si estuvieran muy cerca. Así que, Galileo, que era muy listo, quiso mejorar el invento. Pasó noches y días enteros sin dormir, pensando, estudiando, observando, calculando, hasta que, por fin, una mañana salió de su casa para contar a todo el mundo lo que había conseguido: un telescopio con el que podía ver las estrellas y los planetas como si los tuviese en su propia mano. Pero nadie le tomaba en serio, unos le llamaban loco, otros le decían que era como un niño con un juguete nuevo, nadie le hacía mucho caso.
Sin embargo, él creía en su invento y se pasaba las noches observando el cielo con su telescopio. Tanto miró y miró, que descubrió muchas cosas: que la Vía Láctea está compuesta de estrellas, que en la Luna hay montañas, que en Júpiter hay lunas, que hay estrellas que aparecen y desaparecen y, lo más importante, que todos los planetas giran alrededor del Sol.
Pero todo esto, aunque hoy sabemos que es verdad, no gustó mucho a la gente de su época, que continuaba llamándole loco, y él seguía insistiendo en que lo había visto, en que no mentía.
Al final, temeroso de que le encerraran, tuvo que contar a todos que lo que había descubierto no era cierto, que se había equivocado. Aunque en el fondo de su corazón estaba triste porque sabía que decía la verdad. Tan triste, que se metió en su casa de Arcetir, cerca de la playa, y no salió más de allí.
Pero, ¿sabéis una cosa? Galileo Galilei no estaba tan loco y muchas de las cosas que descubrió con su telescopio, hoy sabemos que son ciertas.
Cuento escrito por Belén
LEYENDA SOBRE SAN JORGE Y EL DRAGÓN
¿Sabíais que el día del libro se celebra el día de San Jorge? Pues sí. Y… ¿sabéis algo de ese tal San Jorge?... Os voy a contar una leyenda que ocurrió hace muchos años en un lugar llamado Cataluña. Pero ¿sabéis dónde está Cataluña? Cataluña es una autonomía que está allá en el norte de España.Pues veréis, hace muchos años las gentes de aquel lugar estaban atemorizadas por culpa de un dragón que escupía fuego.
¡Fuuuf, Fuuuf! Y los campos de cultivo quedaban achicharrados, ¡fuuuf, fuuf! Las patatas asadas y los pimientos también.
El dragón abría sus grandes alas y se lanzaba sobre las casas, nublando el sol y asustando a sus habitantes, y en el último momento remontaba el vuelo sin caer sobre ellas pero… eso si ¡fuuuf, fuuuf!, pasó por el patio, del recreo, del colegio y chamuscó todo el patio,
¡Buah, buah! Mama, papa el dragón ha estropeado mi cole…
Y ese fue el día en que la princesa pidió a su padre, el rey, que hiciera algo, los niños estaban muy tristes y no querían salir de sus casas.
El rey decidió proclamar un edicto en el que se decía:
“A todos los caballeros del reino y más allá.
Necesitamos de vuestra astucia y valentía para derrotar al dragón
Que entristece a nuestros niños y quema nuestros campos.
Seréis recompensados.
El rey”
Al poco se presentaron varios caballeros con armaduras plateadas, grandes escudos y largas lanzas. El primero partió, llegó ante el dragón extendió su lanza, emprendió el galope y… ¡Fuuuf, Fuuuf! De un par de llamaradas dejó al caballero sin su esplendida y brillante armadura, emprendiendo galope a casa de su abuelita.
El segundo decidió ir a pie y al llegar a la cueva del dragón, este se despertó muy pero que muy enfadado y chamuscó la tierra que pisaba el caballero y… ay, ay, el mismo se marchó y en un lago cercano se escondió.
Y así uno tras otro fueron fallando en su aventura. Fue entonces cuando apareció un caballero, con armadura dorada como el sol, bajó de su caballo y se dirigió ante el rey.
- He oído de vuestro problema majestad, ¿qué queréis que haga por vos?
- Que… ¿qué quiero?, que hagas desaparecer a ese dragón, los niños están tristes y los campos arrasados.
La princesa se interesó por aquel misterioso caballero:
- ¿Cómo pensáis atrapar al dragón, la armadura, el escudo, la lanza y vuestro caballo no servirán de nada?
- Veréis princesa existe un arma más poderosa, la inteligencia eso será lo que use contra el dragón.
Así que el caballero partió al encuentro del dragón, este estaba en lo alto de una montaña, allá en el Pirineo. San Jorge se acercó a caballo, el dragón le oyó llegar y cuando iba a lanzar su llamarada… San Jorge comenzó a dar vueltas en torno a él. El dragón empezó a girar, vueltas y vueltas y más vueltas.
- ¡Aaah! caballero sois un cobarde parar que os chamusque un poquito.
- No os preocupéis señor dragón estoy bien así.
Ya se había hecho de noche cuando el dragón comenzó a tambalearse y de pronto se desmalló, mareadísimo de tanta vuelta. Momento que aprovecho San Jorge para tomar la cola del dragón con ella le ató las patas traseras y después las delanteras. Y… la tomó con fuerza con sus manos y comenzó hacerlo girar sobre su cabeza cada vez más rápido hasta que… lo lanzó en dirección a la luna.
San Jorge había demostrado que la inteligencia era muy, muy importante… y cuenta la leyenda que desde entonces, por las noches, si miras al cielo veras en él brillar una constelación alada, es la constelación del dragón que ahora vive en el cielo para dar luz.
Cuento escrito por Mª José
ESTRELLAS EN EL CIELO
Hace muchos muchos años, en el cielo no brillaban las estrellas. Solamente veíamos la luna, pero estaba tan aburrida y triste por estar tan sola que daba muy poquita luz, alumbraba muy poco.
Lo que pasaba es que las estrellas eran muy tímidas y no querían salir. Por la noche todo estaba muy oscuro y los niños tenían miedo.
Había un angelito amigo de los niños al que le contaron sus miedos, así que el angelito fue a hablar con las estrellas - Estrellitas, vosotras que sois tan bonitas… ¿Porqué no llenáis el cielo con vuestro brillo? Así mis amigos los niños no tendrán miedo con tanta oscuridad.
- Es que somos tan tímidas…..Nos da tanta vergüenza……No nos gusta que nos miren
- Pero si sois muy bonitas y a los niños les gustaría mucho veros. ¿No habrá alguna manera de que os olvidéis de esa vergüenza…?
- Hay una cosa que nos gusta mucho…”ver a las personas felices y alegres” así que saldríamos a cambio de hacer una petición : “cada vez que una persona haga algo bueno por otra, algo que le haga feliz una de nosotras se iluminará.”
El ángel fue a contárselo a los niños, éstos se lo contaron a otros niños. Todos empezaron a hacer cosas buenas para hacer felices a los demás…y por la noche se fueron encendiendo estrellitas en el cielo Y como esto sucedió hace muchos muchos años, por eso hay tantas estrellas encendidas….pero todavía quedan muchas más esperando que hagamos algo bueno y demos alegría a los demás para encenderse.
Si miráis al cielo por la noche veréis que cada día hay más estrellas brillando
Lo que pasaba es que las estrellas eran muy tímidas y no querían salir. Por la noche todo estaba muy oscuro y los niños tenían miedo.
Había un angelito amigo de los niños al que le contaron sus miedos, así que el angelito fue a hablar con las estrellas - Estrellitas, vosotras que sois tan bonitas… ¿Porqué no llenáis el cielo con vuestro brillo? Así mis amigos los niños no tendrán miedo con tanta oscuridad.
- Es que somos tan tímidas…..Nos da tanta vergüenza……No nos gusta que nos miren
- Pero si sois muy bonitas y a los niños les gustaría mucho veros. ¿No habrá alguna manera de que os olvidéis de esa vergüenza…?
- Hay una cosa que nos gusta mucho…”ver a las personas felices y alegres” así que saldríamos a cambio de hacer una petición : “cada vez que una persona haga algo bueno por otra, algo que le haga feliz una de nosotras se iluminará.”
El ángel fue a contárselo a los niños, éstos se lo contaron a otros niños. Todos empezaron a hacer cosas buenas para hacer felices a los demás…y por la noche se fueron encendiendo estrellitas en el cielo Y como esto sucedió hace muchos muchos años, por eso hay tantas estrellas encendidas….pero todavía quedan muchas más esperando que hagamos algo bueno y demos alegría a los demás para encenderse.
Si miráis al cielo por la noche veréis que cada día hay más estrellas brillando
Cuento popular, contado por Ángela
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