martes, 2 de diciembre de 2014

APRENDIENDO A LEER Y A ESCRIBIR

Vuestros hijos han comenzado ya el aprendizaje de la lectoescritura, un tema que os suele preocupar y sobre el que ya nos habéis planteado varias dudas e inquietudes.
Es por ello, que hemos considerado conveniente proporcionaros algunas pautas y consejos.
En primer lugar, hay numerosos factores que influyen en este aprendizaje y que debemos tener en cuenta:
Factores fisiológicos: referidos a la edad cronológica, las facultades sensoriales, …
Factores intelectuales: tales como inteligencia general, aptitudes de razonamiento, madurez, …
Factores psicológicos o afectivos: afecto familiar, motivación, madurez emocional, …
Factores sociales y ambientales: entorno familiar, entorno sociocultural, estimulación del entorno …
Teniendo en cuenta estos múltiples factores, es lógico pensar que no todos los niños adquirirán la lectoescritura a una edad cronológica determinada ni en un momento concreto de su desarrollo.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA FAVORECER LA ADQUISICIÓN DE LA LECTOESCRITURA?
Un aspecto fundamental a tener en cuenta es no centrarnos en que el niño debe adquirir este aprendizaje en un tiempo determinado. Cada niño requiere su propio ritmo y, salvo que exista una dificultad de aprendizaje real, todos aprenderán a leer y escribir dentro de las edades establecidas (entre los 4 y los 6 años aproximadamente).
Un error común es empeñarnos en que el niño lea y escriba al mismo tiempo que otros compañeros de su clase, estableciendo comparaciones con el resto, lo que suele acabar generando frustración y desmotivación en el niño cuyo proceso sigue otro ritmo.
Para una buena adquisición del proceso lectoescritor, es necesario reforzar algunos mecanismos previos:
Esquema corporal: Juegos de tipo “Simón dice, pon la mano en el hombro del mismo lado, pon la mano en el hombro contrario, ...”.
Percepción visual: Cuentos o imágenes en las que hay muchos elementos y tienen que buscar el que se les indica. También son muy útiles los juegos de buscar diferencias.
Orientación espacial: Con construcciones, bloques lógicos, ... se realiza un modelo que el niño tendrá que reproducir.
Memoria visual: Juegos de memoria en los que se le presentan varias imágenes, se retira una sin que lo vea y debe averiguar la que falta. También puede realizarse al contrario, añadiendo una imagen nueva.
Psicomotricidad fina: Ensartar collares, juegos de costura, pinchitos, plastilina, rasgado de papel, … Todo aquello que le haga ejercitar la pinza digital (pulgar- índice).
Lateralidad: La lateralidad no suele empezar a adquirirse hasta los 5 años aproximadamente, pero si que puede empezar a trabajarse en edades más tempranas mediante la realización de laberintos sencillos o indicando al niño la ubicación de los objetos con respecto a su cuerpo para que vayan interiorizando los conceptos ( el lápiz está a tu derecha, la pintura roja está a tu izquierda, …).
Ritmo: Canciones, retahílas, juegos de palmas, instrumentos musicales sencillos, … permiten trabajar las estructuras rítmicas.
Una vez practicados estos mecanismos, podemos trabajar la lectoescritura desde un punto de vista lúdico. Al percibir estas actividades como un juego, el niño se encontrará más motivado y relajado para el aprendizaje. En el siguiente enlace, os dejo algunas ideas:
Y, recordad, es fundamental que el niño perciba este proceso en un ambiente tranquilo, sin presiones y lúdico.

Belén Figueroa
Tutora de 4 años A

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