Los niños/as acusan la vuelta al cole tras un simple fin de semana. También les suele ocurrir tras haber pasado unos días enfermos. Y, por supuesto, tras un periodo de vacaciones, es algo normal.
¿Cómo ayudarles a volver al cole?
-Si días antes de volver a clase recuperamos la rutina diaria (los horarios de sueño y comidas, etc.), el cambio no será tan brusco y el periodo de adaptación se le hará más llevadero.
Los primeros días de colegio, el niño/a puede llevar a clase su objeto de apego, que para él une la familiaridad del hogar con el colegio. Su juguete favorito o al que le tiene cariño y con el que viaja fuera de casa, su osito… eso si tened siempre en cuenta que elijan objetos adecuados en tamaño y a nivel educativo.
-No debemos preocuparnos si, además de los lloros, regresa algún trastorno ya superado: dificultad para conciliar el sueño, menos apetito, más irritabilidad... es pasajero.
-Al dejarle en el aula, la despedida debe ser corta y sin ningún tipo de engaño ni mentira, los engaños sólo aumentan su inquietud porque el niño/a día a día se da cuenta que no se cumplen y aun más allá le hace desconfiar...
Hay que despedirse siempre y con tranquilidad, no salir corriendo al verle distraído, no prolongar la despedida porque a los niños que más les cueste les estamos creando mayor expectativa en que quizá os convenzan para quedarse con vosotros. Transmitirle la sensación de que no pasa nada y que a vuestra vuelta ellos os tienen que contar todo lo que han hecho con sus amigos.
-Cuando el niño/a vuelve a casa, sobre todo los primeros días, conviene que le demos una ración extra de atenciones y juegos. Así se dará cuenta de que perder, no ha perdido nada y, sin embargo, ha ganado todo lo que de divertido tiene la escuela y esto lo puede ir entendiendo cuando establecen un dialogo con vosotros sobre sus actividades en el colegio.
-Es normal que al niño/a le cueste un poco volver a la rutina escolar, pero si los padres ceden a las peticiones del niño/a la vuelta a la rutina se reiniciara y la tensión se prolongará, el niño/a no puede decidir cuándo va a ir al colegio y cuando no, son los padres los que razonan está decisión.
¿Cómo poner, de nuevo, los ritmos?
-Paso a paso, no podemos volver al orden establecido de un día para otro.
Para sentirse sanos, equilibrados y felices, los niños/as tienen que estar en consonancia con sus ritmos biológicos. A finales del verano las horas de dormir, de comer o el tiempo que pasamos juntos ha variado con respecto al del invierno.
-Necesitamos crear un periodo de adaptación. Hay que ir poco a poco encauzando los ritmos de nuestro hijo hacia un horario que podamos compartir con él, y que podamos aplicar todos los días durante los meses fríos.
- ¿Cuándo y cómo hacerlo? Necesitaremos al menos un par de semanas.
La vuelta a las rutinas tiene sus propias claves:
-Anticiparle los cambios: con dos y un años es pequeño, pero le interesa todo lo que atañe a su vida. Le podemos decir que nos vamos a acostar antes, a levantar más temprano, o que vamos a empezar a ir al cole. Es importante hacerle partícipe del cambio.
-Introducir los cambios de forma progresiva. La vuelta los lunes al colegio después de un fin de semana a principio de curso cuesta más, al igual que después de unos días de estar enfermo en casa o tras la Navidad...
¿Por dónde empezar, cómo ir a dormir y comer?
-La hora de levantarse, la de acostarse, las comidas... ¿Qué orden tenemos que seguir para recuperar las rutinas y horarios habituales?
1. La hora de irse a la cama. Es lo primero que deberíamos cambiar. Para volver a acostarse antes, organizaremos una cansada tarde de actividades, la puerta de entrada a un sueño feliz.
¿Cómo ayudarles a volver al cole?
-Si días antes de volver a clase recuperamos la rutina diaria (los horarios de sueño y comidas, etc.), el cambio no será tan brusco y el periodo de adaptación se le hará más llevadero.
Los primeros días de colegio, el niño/a puede llevar a clase su objeto de apego, que para él une la familiaridad del hogar con el colegio. Su juguete favorito o al que le tiene cariño y con el que viaja fuera de casa, su osito… eso si tened siempre en cuenta que elijan objetos adecuados en tamaño y a nivel educativo.
-No debemos preocuparnos si, además de los lloros, regresa algún trastorno ya superado: dificultad para conciliar el sueño, menos apetito, más irritabilidad... es pasajero.
-Al dejarle en el aula, la despedida debe ser corta y sin ningún tipo de engaño ni mentira, los engaños sólo aumentan su inquietud porque el niño/a día a día se da cuenta que no se cumplen y aun más allá le hace desconfiar...
Hay que despedirse siempre y con tranquilidad, no salir corriendo al verle distraído, no prolongar la despedida porque a los niños que más les cueste les estamos creando mayor expectativa en que quizá os convenzan para quedarse con vosotros. Transmitirle la sensación de que no pasa nada y que a vuestra vuelta ellos os tienen que contar todo lo que han hecho con sus amigos.
-Cuando el niño/a vuelve a casa, sobre todo los primeros días, conviene que le demos una ración extra de atenciones y juegos. Así se dará cuenta de que perder, no ha perdido nada y, sin embargo, ha ganado todo lo que de divertido tiene la escuela y esto lo puede ir entendiendo cuando establecen un dialogo con vosotros sobre sus actividades en el colegio.
-Es normal que al niño/a le cueste un poco volver a la rutina escolar, pero si los padres ceden a las peticiones del niño/a la vuelta a la rutina se reiniciara y la tensión se prolongará, el niño/a no puede decidir cuándo va a ir al colegio y cuando no, son los padres los que razonan está decisión.
¿Cómo poner, de nuevo, los ritmos?
-Paso a paso, no podemos volver al orden establecido de un día para otro.
Para sentirse sanos, equilibrados y felices, los niños/as tienen que estar en consonancia con sus ritmos biológicos. A finales del verano las horas de dormir, de comer o el tiempo que pasamos juntos ha variado con respecto al del invierno.
-Necesitamos crear un periodo de adaptación. Hay que ir poco a poco encauzando los ritmos de nuestro hijo hacia un horario que podamos compartir con él, y que podamos aplicar todos los días durante los meses fríos.
- ¿Cuándo y cómo hacerlo? Necesitaremos al menos un par de semanas.
La vuelta a las rutinas tiene sus propias claves:
-Anticiparle los cambios: con dos y un años es pequeño, pero le interesa todo lo que atañe a su vida. Le podemos decir que nos vamos a acostar antes, a levantar más temprano, o que vamos a empezar a ir al cole. Es importante hacerle partícipe del cambio.
-Introducir los cambios de forma progresiva. La vuelta los lunes al colegio después de un fin de semana a principio de curso cuesta más, al igual que después de unos días de estar enfermo en casa o tras la Navidad...
¿Por dónde empezar, cómo ir a dormir y comer?
-La hora de levantarse, la de acostarse, las comidas... ¿Qué orden tenemos que seguir para recuperar las rutinas y horarios habituales?
1. La hora de irse a la cama. Es lo primero que deberíamos cambiar. Para volver a acostarse antes, organizaremos una cansada tarde de actividades, la puerta de entrada a un sueño feliz.
Si le acostamos más temprano, también podremos levantarle antes. Los niños/as deberían estar ya en la cama entre las 20 a 21 horas como muy tarde.
Ir a dormir también requiere su ritual: ¿baño, pijama, cena, cuento, cama? ¿Con su osito esperándonos en la almohada y el cuento elegido entre ambos? ¿Con música relajante mientras leemos el cuento? Nosotros diseñamos lo que mejor le va a nuestro hijo/a, pero es importante que todos los días repitamos los mismos pasos, a la misma hora. También es importante que el niño duerma en su cama, es como mejor descansará toda la familia y además es su lugar, en ello los padres juegan un papel importante.
Ir a dormir también requiere su ritual: ¿baño, pijama, cena, cuento, cama? ¿Con su osito esperándonos en la almohada y el cuento elegido entre ambos? ¿Con música relajante mientras leemos el cuento? Nosotros diseñamos lo que mejor le va a nuestro hijo/a, pero es importante que todos los días repitamos los mismos pasos, a la misma hora. También es importante que el niño duerma en su cama, es como mejor descansará toda la familia y además es su lugar, en ello los padres juegan un papel importante.
2. La hora de levantarse. Es la consecuencia de la hora a la que acostemos al pequeño/a. Es importante que sus horas de sueño sean de calidad y que el sueño dure más o menos lo mismo. Nunca menos.
3. La hora de la comida. Horarios y tiempo de comida, lugar, forma de hacerlo, menú... todo ha podido cambiar durante el verano. La hora de la comida es mejor integrarla directamente, sin transiciones.
Para recuperar la rutina de la comida es importante establecer un ritual bien claro. El anuncio de la comida (¡a comer!), lavarse las manos, sentarse en su silla y ponerse la servilleta, sentarse todos a la vez, no permitir levantarse de la mesa (en todo caso entre platos si hubiera que ir al baño), usamos los utensilios de comer y comemos tranquilamente pero sin pausa. Relajados, pasándolo bien... Tened en cuenta que si el niño/a come en el comedor escolar comida entera, en casa también al igual que si desayuna en vaso y se come una dieta rica y variada.
4. La hora de entrar al colegio. Es mejor llevarle una semana antes e ir dejándole más horas por la tarde conforme avanza la semana. Si esta adaptación la podemos realizar en dos semanas será una transición aún más tranquila para el niño/a.
Asentar los hábitos de comida y de sueño será el principal apoyo para ayudar a los niños/as a volver a la dinámica de los días de colegio.
3. La hora de la comida. Horarios y tiempo de comida, lugar, forma de hacerlo, menú... todo ha podido cambiar durante el verano. La hora de la comida es mejor integrarla directamente, sin transiciones.
Para recuperar la rutina de la comida es importante establecer un ritual bien claro. El anuncio de la comida (¡a comer!), lavarse las manos, sentarse en su silla y ponerse la servilleta, sentarse todos a la vez, no permitir levantarse de la mesa (en todo caso entre platos si hubiera que ir al baño), usamos los utensilios de comer y comemos tranquilamente pero sin pausa. Relajados, pasándolo bien... Tened en cuenta que si el niño/a come en el comedor escolar comida entera, en casa también al igual que si desayuna en vaso y se come una dieta rica y variada.
4. La hora de entrar al colegio. Es mejor llevarle una semana antes e ir dejándole más horas por la tarde conforme avanza la semana. Si esta adaptación la podemos realizar en dos semanas será una transición aún más tranquila para el niño/a.
Asentar los hábitos de comida y de sueño será el principal apoyo para ayudar a los niños/as a volver a la dinámica de los días de colegio.
Mª José López
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