viernes, 18 de diciembre de 2009

"Los Reyes Magos al encuentro con el Niño Jesús"

Estaban los Reyes Magos en su casa, si, si en su casa.
A ver, los Reyes son Magos, son Magos porque son sabios y son sabios porque durante años, milenios y siglos han aprendido mucho de lo que han visto y vivido.
Pues estaban en su casa porque a los Reyes Magos les gustan más vivir en un hogar donde compartir con sus vecinos que en un castillo que… bueno pronto lo entenderéis.
Cuando Gaspar que es un estudioso de las estrellas, dijo a Melchor y Baltasar:
- Se avecina un acontecimiento único y muy especial, he divisado una enorme estrella en el firmamento del cielo azul con su cola y todo.
Melchor dio un salto y dijo:
- ¡Señor! Esta noche me dormí rezando y tuve un sueño. En algún lugar del desierto en un pequeño pueblo nace hoy un Niño… y es…
Baltasar lo interrumpió, llevaba en sus manos un gran libro, con las escrituras de los profetas, los hombres y mujeres a los que Dios hablo a lo largo del tiempo en sus oraciones. Aquel libro era la Biblia y leyó:
- … y ese Niño es el salvador, Jesús, lo encontraréis envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Eso dicen las escrituras que contiene la Biblia.
Los 3 Magos se asomaron a la ventana, allá en lo alto brillaba la estrella de Oriente.
Gaspar pronunció:
Está escrito los 3 Magos serán guiados por la estrella de Oriente ante el Niño Jesús, el hijo de Dios. Pongámonos en camino.
Y así fue, los 3 Reyes se montaron en sus 3 camellos, y para llevar sus regalos al niño Jesús también necesitaban la compañía de sus 3 pajes. Emprendieron camino atravesando el desierto, la estrella comenzó a desplazarse por el firmamento, iluminado todo el cielo.
La estrella guiaba a los Magos a través de las blancas dunas de arena y los verdes oasis, arriba y abajo.
De pronto, allí en el horizonte, a lo lejos vieron un Castillo, era magnifico, lleno de riquezas y decidieron acercarse y llamar a su gran portón de madera. Tenían sed y todo el mundo sabe que las gentes del desierto son muy hospitalarias con aquellos que viajan por él.
Los 3 Magos fueron llevados a un enorme salón lleno de riquezas pero vacio de personas, (aquello no ocurría en casa de los Reyes Magos, pensaron), de pronto apareció un hombre era el rey Herodes.
Herodes era un rey desconfiado, egoísta, le gustaba las riquezas pero no las visitas, sin embargo aquellos 3 Reyes Magos habían despertado su curiosidad. Y es que Herodes también había leído una escritura de antiguo que decía que 3 Magos viajarían a visitar a un Niño recién nacido, el nuevo Rey. Y eso a Herodes, el rey, le molestaba muchísimo y les preguntó ¿cómo sabréis dónde buscarle?
Y lo Magos contestaron allá donde se pose la estrella de Oriente será donde este el Niño.
Dieron las gracias a Herodes por el agua y el descanso… los 3 Reyes Magos no podían saber lo egoísta y malvado que era Herodes.
Los 3 Magos se montaron en sus 3 camellos acompañados de sus 3 pajes y… Continuaron su viaje y poco antes del amanecer, la estrella que brillaba en lo alto comenzó a frenar su camino en el cielo. Allá cerca había unas ovejas con unos pastores que se calentaban al lado de un fuego.
Shalom hermanos, Paz a vosotros dijeron los pastores.
Y es que cuando un viajero se encuentra en el desierto se saluda deseando la Paz.
Los pastores le dijeron ¿sabéis lo que ha ocurrido hoy aquí, en Belén? Ha nacido el Niño, ha nacido Jesús. Estábamos nosotros aquí pastoreando el rebaño cuando un ángel se posó en aquella roca y nos lo anunció, nos dijo que le encontraríamos en un pesebre y así es, ahí lo hemos visitado. Es un niño precioso y los padres están muy contentos.
Los 3 Magos se sonrieron por fin habían llegado, se bajaron de los 3 camellos y continuaron a pie con sus 3 pajes. De pronto allá… al final del sendero, vieron como la estrella se detenía hasta tocar en una pequeña casa de madera, iluminando y dando calor aquel lugar.
Al llegar los Magos se sintieron tan alegres que lo primerito que hicieron fue arrodillarse ante el Niño Jesús y desearle todo lo mejor para su vida. El Niño sonrió.
Melchor se levantó y sacó una caja que guardaba junto a la joroba del camello y pronunció:
- Querido Jesús quiero regalarte oro, para que tú como rey de los cristianos puedas compartir con todas aquellas personas que más lo necesiten.
Gaspar se acercó y susurro al Niño:
- Jesús te traigo un regalo, incienso, sirve para que la bondad de Dios que tienes se derramé como un perfume sobre todos los que a ti se acerquen.
Por último Baltasar tomó de su paje un cofre y dijo:
- Aquí tienes pequeño Jesús es mirra ella también perfumará y dará calor a la paz y el amor humano que guarda tu corazón.
El Niño Jesús sonrió y balbuceó, aunque como era un bebe nadie supo muy bien lo que dijo. Lo que si ocurrió es que desde entonces cada Navidad todos los cristianos nos juntamos en las casas a compartir nuestras mesas, invitamos a la familia, los amigos, los de cerca los de lejos, y hasta los de otros países y… celebramos el nacimiento del Niño Jesús.
Y desde aquel día en que el Niño Jesús balbuceó, todos los años los 3 Reyes Magos, montados en sus 3 camellos y acompañados por sus 3 pajes visitan en esta noche todos los hogares de la tierra para dejar sus regalos.

Autora: Mª José López Luque

jueves, 10 de diciembre de 2009

El Ratón Pérez

La historia del Ratón Pérez

Ya está aquí la Navidad y, con ella, las vacaciones escolares. Muchos días en los que, la meteorología, no suele permitirnos realizar con los niños/as actividades al aire libre. Pero como tampoco podemos tenerlos metidos en casa todo el día y, a veces, se nos agotan las ideas, aquí os hago una propuesta que puede ayudaros a resolver una tarde: Una visita a la Casa Museo del Ratón Pérez.
La historia del Ratón Pérez fue escrita por el padre Luis Coloma Roldán (1851 – 1915), escritor y periodista español.

A finales del siglo XIX, desde Palacio, le pidieron al padre Coloma que escribiera un cuento cuando a Alfonso XIII, que entonces tenía 8 años, se le cayó un diente. Al jesuita se le ocurrió la historia del Ratoncito Pérez protagonizada por el rey Bubi, que era como la Reina Doña María Cristina llamaba a su hijo, el futuro Alfonso XIII.
Actualmente, el ratoncito Pérez es un personaje de leyenda muy popular entre los niños españoles e hispano-americanos.
Tenemos en Madrid la Casa Museo del Ratón Pérez,en la calle Arenal, nº 8.


El RATÓN PÉREZ

Allá por la época de la reina Mari Castaña, existió un rey, de unos siete u ocho años, llamado Bubi I.
Un buen día, ni mejor ni peor que otros, al rey de nuestro cuento se le cayó su primer diente.

Aquello fue un acontecimiento histórico en la corte, todos lo celebraron con alegría y aconsejaron al reyecito que hiciera lo que manda la tradición: colocar el diente bajo la almohada y esperar el regalo a la mañana siguiente.

Así lo hizo Su Majestad Bubi I, puso su diente bajo la almohada y esperó, impaciente, la llegada del nuevo día. Tan nervioso estaba y tanto esperó que, al final, se quedó profundamente dormido. Soñó mil y una historias maravillosas hasta que, de pronto, sintió algo suave que le rozaba la frente. Se incorporó de un brinco, sobresaltado, y allí, de pie sobre su almohada, vio un ratón muy pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo crudo y una cartera roja a la espalda.

- Buenas noches, Majestad – dijo el ratón haciendo una reverencia a la vez que se quitaba el sombrero – Soy Juan Pérez, más conocido por los niños como “El Ratoncito Pérez”.
Bubi I, maravillado, quiso jugar con el pequeño animal y saber porqué recogía, por las noches, los dientes de los niños. Don Juan Pérez, le explicó su trabajo y, al saberlo, el niño rey quiso acompañarlo en su peligrosa misión nocturna.
- De acuerdo, pero antes de salir, debo hacer algo importante – dijo misteriosamente el Ratón Pérez. Y sin más explicaciones, saltó sobre el hombro del reyecito y le metió la punta del rabo por la nariz.
El niño estornudó estrepitosamente y, por un prodigio maravilloso que nadie hasta el día de hoy ha podido explicarse, quedó convertido en el ratón más lindo y primoroso que nadie haya podido imaginar.
- Ahora, ya podemos marcharnos – dijo el Ratón Pérez colándose por un agujero que había debajo de la cama.
Ni que decir tiene que Bubi I le siguió. En su camino, oscuro y peligroso, se cruzaban a cada paso con diminutas alimañas que les pinchaban y mordían.
Después de un largo viaje por tuberías y alcantarillas, llegaron a una confitería que olía a gloria. Allí, en una caja de galletas, estaban la Señora de Pérez y sus hijos. Aquella era la casa del Ratón Pérez.

Hechas las presentaciones y, tras tomar un trozo de gruyere, nuestros dos ratones continuaron su aventura, pues aún tenían muchos dientes que recoger.
Caminando, caminando y, sin darse cuenta, fueron a para a la cocina de Gaiferos, un gatazo enorme que ¡gracias a Dios!, estaba dormido, por lo que pudieron escapar sin mayores problemas.
Llegaron luego a la buhardilla donde vivía Gilito. Era aquel un hogar muy frío y muy pobre, dónde no había más muebles que una silla, un cesto de pan vacío y una cama el la que dormían abrazados Gilito y su madre. ¡Qué alegría se llevarían a la mañana siguiente cuando, en lugar del diente de Gilito, encontrasen una moneda con la que comprar algo de comida!.

El Ratón Pérez y el reyecito convertido en ratón, continuaron toda la noche visitando las casas de muchos niños y niñas hasta que, al amanecer, regresaron al palacio de Bubi I. El Ratón Pérez volvió a meter la punta de su rabo en la nariz del pequeño rey y, este, volvió a transformarse en niño. Pero ya nunca más fue el mismo de antes. En su extraordinario viaje, el rey Bubi I descubrió que había niños y niñas muy diferentes a él, que pasaban hambre y frío, y, a partir de entonces, decidió compartir sus riquezas con todos ellos.
Y, colorín, colorado, la historia del Ratón Pérez se ha acabado.

Adaptado por Belén Figueroa

viernes, 4 de diciembre de 2009

La Asamblea en Infantil

La Asamblea en Educación Infantil es un tiempo, un espacio, de comunicación y expresión:
- Compartir experiencias.
- Dialogar.
- Contar cuentos.
- Poner en común ideas sobre la convivencia en el aula.
- Adquisición de conceptos básicos.

- En este caso estamos adquiriendo conceptos básicos referentes a dos categorías diferentes: los colores y las formas geométricas.
- Consiste en mostrar unas láminas y conocer visualmente asociando a su nombre, ese es el primer paso del aprendizaje.

- Posteriormente el niño/a tendrá que identificar la forma o el color en diferentes situaciones, en este paso se va integrando el concepto y haciendo una interiorización del mismo.
- El siguiente paso sería que el conocimiento adquirido sea utilizado por el niño/a en lo cotidiano, en este momento podemos decir que ha realizado el aprendizaje.
A lo largo del día en el aula de infantil hay diversos momentos y formas de trabajo con los/as alumnos/as. Los de asamblea se complementa con los de observación, de experimentación y manipulación, así como los de expresión escrita y plástica.

Ángela Lima