NIÑOS FELICES
Sin duda, todos queremos lo mejor para nuestros hijos. Pero, a veces, trasmitimos a los niños nuestros propios miedos o inseguridades, impidiéndoles que se desarrollen y sean capaces de tener los recursos necesarios para enfrentarse a nuevas situaciones.
Algunos de los errores que cometemos los padres, en nuestro afán por proporcionar lo mejor a nuestros hijos, son los siguientes:
1. No escuchar al niño: Muchas veces, no les damos el tiempo que necesitan para expresarse, dando por hecho lo que nos van a contar, cortándoles por que no tenemos tiempo. Hay que dejarles hablar, tener paciencia y escuchar lo que nos dicen.
2. No reconocer sus virtudes: Solemos fijarnos más en sus fallos, en aquello que no hacen como esperamos, en corregirles. No hay que olvidar que están aprendiendo. Debemos alabar sus aciertos, las cosas que hacen bien. Es fundamental que se sientan valorados, señalarles sus puntos fuertes. El refuerzo positivo es fundamental.
3. No respetar su personalidad: Cada niño es único y diferente. Con sus gustos, sus habilidades, sus posibilidades y limitaciones. No todos los niños son, ni deben, ser iguales. Hay que respetarles.
4. Sobreprotección: Motivada por el temor de los padres a que le pase algo al niño, a que el niño se frustre. Los niños tienen que ir aprendiendo a soportar las frustraciones, a resolver situaciones por sí mismos. La sobreprotección provoca en el niño falta de confianza en sí mismo, bloqueos ante situaciones nuevas e inseguridad.
5. Darles todo hecho: Deben aprender a valerse por sí mismos, a tener recursos para enfrentarse a las situaciones que se les plantean en el día a día. Si solventamos todos sus problemas, por pequeños que sean, estamos dificultando su capacidad para resolver situaciones cotidianas e influyendo, de modo negativo, en la autoestima y seguridad en sí mismos.
6. Gritarles: Aunque a veces nos hagan perder los papeles, si respondemos a sus actos con gritos, les estamos enseñando a hacer lo mismo cuando no estén conformes con los actos de otros, incluidos los de los propios padres. Debemos enseñarles a medir sus reacciones y los padres, somos su modelo a seguir.
7. Esperar que dos hermanos sean iguales: Aunque intentemos transmitirles los mismos valores y las mismas normas, JAMÁS podemos pretender que dos hermanos sean iguales. Cada uno tiene su propia personalidad y su modo de interpretar las mismas vivencias es distinto. Dentro de las mismas normas, debemos educar con individualidad.
8. Comparaciones: A veces, caemos en el error de compararles con sus hermanos, sus primos, sus amigos, ... que perece que son perfectos. Con estas comparaciones, hacemos que el niño se sienta mal, se sienta frustrado y, en muchos casos, asume el papel de ser el "peor" de los hermanos, primos o amigos. Es fundamental valorar sus logros y hacerle sentir que él es también capaz de conseguir muchas cosas ( que no tienen por qué coincidir con los méritos de hermanos, compañeros, amigos, ...).
9. Los adultos: debemos ser conscientes de que son niños ávidos de experimentar y probar cosas nuevas: probarán pintar en la mesa, probarán cortarse el pelo con las tijeras, querrán saber si la arena del patio sabe bien, ... Por supuesto, debemos reconducir sus conductas, pero siempre teniendo en cuenta que, lo que hacen, no es por maldad, si no por experimentación.
10. Comunicación: Es FUNDAMENTAL la comunicación con nuestros hijos, desde pequeños. En la etápa infantil, no se trata tanto de un diálogo sobre cómo le han ido las cosas en el "cole", si no de compartir momentos lúdicos, momentos "de calidad", en los que nada interfiera en ese juego, conversación, colaboración, ... Jugar con ellos, elaborar una receta, ver una película, salir al parque, ... nos va a proporcionar mucha información sobre nuestro hijo. Mucha más que las preguntas directas.
¡ Adelante familias, somos su modelo a seguir!
Belén Figueroa
Coordinadira de Ed. Infantil 1er y 2º Ciclo